RUTAS
Localidad: Canicosa de la Sierra
La flora de la zona está condicionada por el clima de montaña, donde las coníferas (pino albar) han ido ocupando poco a poco el hábitat de las frondosas caducifolias, como las hayas y rebollos, hasta ocupar el área de monte maderable más importante de la provincia, y que da nombre a la zona: Tierra de Pinares. También se dan especies como la encina o el enebro en los lugares de menor altitud.
Al inicio de la primavera florecen muy pronto los dientes de perro, los tóxicos eléboros y la pulmonaria. Las flores más tempranas son los narcisos, los dientes de león, los falsos azafranes y las margaritas. Las pequeñas charcas que aún retienen el agua invernal se cubren con un manto de ranúnculos blancos y en los bordes de las pequeñas correntías de agua crece la celidonia menor. Con colores morados brotan las violetas, los nazarenos y alguna polígala. En los bordes de los cauces de los ríos los sauces adelantan la floración al brote de las hojas con los amentos masculinos y femeninos, y los setos se cubren del blanco de las flores de endrinos. Las consueldas blancas y amarillas aparecen menos ostentosas y algunos las recogerán como remedios caseros contra inflamaciones (hemorroides).
En las laderas soleadas de La Muela del Carrascal, de gran sequedad en el verano, crecen encinas, quejigos y las espinosas aliagas, cuyas flores amarillas y aromáticas son un reclamo para las abejas como también las azules salvias y los rosados cardos, perdigueras y astrágalos.
Entre la flora de la zona se encuentra una rareza de la naturaleza, un árbol geminado catalogado como uno de los árboles singulares de España y localizado en el paraje "El Piquillo". En éste se localiza una dehesa de rebollos en la cual encontramos esta curiosidad. En la oquedad de un viejo roble enraizó y creció un pino albar que año a año ha ido acelerando el desgaste del árbol que le acogió.
Cuenta la leyenda que una ardilla, entre otros despojos que le sirvieron de sustrato, dejó los restos de una piña en la oquedad del roble, hasta que la simiente germinó convirtiéndose en el pino, el cual mide 15 metros de altura y 2 metros de perímetro, reventando al viejo roble que le dio cobijo.
En el entorno de Canicosa se pueden encontrar aves como el águila calzada, el águila culebrera, el águila perdicera, el águila real, el aguilucho cenizo, el alimoche, el azor, el búho real, el buitre leonado, la cigüeña blanca, el gavilán, la tórtola común, el halcón abejero, y el halcón peregrino.
Entre los mamíferos, el ciervo, el conejo, el corzo, el desmán de los Pirineos, el gato montés, el jabalí, la liebre, el lirón gris, el lobo, la nutria, la perdiz pardilla, el tejón y el zorro. Son también observables el cangrejo de río, la culebra de collar, el lagarto verde, el sapo de espuelas, el tritón palmeado, la víbora áspid y la víbora hocicuda.